Corrupción: una palabra de moda, usada por cualquier persona para toda índole de acción. La escuchamos diariamente en noticieros, en conversaciones y hasta en chistes. Nadie está feliz de tenerla; más bien, la escandalizamos, sin que nos demos cuenta de que convivimos con ella en el sistema donde sigilosamente existe.

Esperamos que otros hagan algo para combatirla, pero no adoptamos soluciones serias y propias, pensando que sus consecuencias no afectan a nuestras vidas, como si se tratase de un asunto ajeno o solamente de los “políticos”; idea o convicción que ahonda mucho más el problema, pues, mientras pasa el tiempo, la corrupción cobra más fuerza y deja, a su paso y poco a poco, menor calidad de vida para una sociedad.

Tan trascendentes son los efectos que hemos formulado un objetivo mundial a través del PNUD denominado Objetivo de Desarrollo Sustentable (ODS) 16.

Corrupción: esa sola palabra cuando se interioriza en sus sociedades es capaz de destruirlas. ¿Quieres eso para tu país? Con certeza, no. Por eso, es importante enfrentarla.

Si deseas tomar ese desafío, al menos debes conocer lo que significa.

¿Qué es corrupción?

A la corrupción se la podría definir como el comportamiento caracterizado por el uso de recursos ajenos para beneficio propio o para terceros. En cortas palabras, corrupción es tomar algo que no es suyo para su provecho o para sus allegados; por tanto, se presenta tanto en el sector público como en el privado, porque la cometen humanos cuya conducta es rechazada por la sociedad honesta.

¿Cuándo se comete corrupción?

Se comete corrupción de distintas maneras, dependiendo de la “creatividad” de sus participantes (autores, cómplices y encubridores).

Las conductas corruptas más populares son las que se cometen en el sector público, pero, como se dijo antes, también ocurre en el sector privado.

Ejemplos de conductas corruptas son el uso de recursos públicos para provecho particular (peculado), soborno, uso del cargo para beneficio propio (concusión), acuerdo entre varios para beneficio impropio (colusión, asociación ilícita), hurto, robo, estafa, abuso de confianza, etc.

Ese tipo de conductas corruptas están calificadas como delitos en la ley penal de todos los países, pero, más allá de que sean o no delitos, lo más trascendente es que hay un factor común identificado entre ellos y es que se comete corrupción cuando alguien se apropia de lo ajeno: esa es la verdadera conducta corrupta.

De ahí que también se podría considerar como corrupción a todas las circunstancias donde eso ocurra, por ejemplo, si alguien se mete en una fila sin esperar su turno, se apropia del tiempo de aquellas personas que lo invirtieron para conseguirlo; si alguien se apropia del dinero arrojado involuntariamente por una persona de quien se sabe que es de ella, comete corrupción; si alguien daña la propiedad pública por cualquier causa, comete corrupción.

Consecuentemente, el origen de la corrupción está en la decisión incorrecta que adopta un individuo frente a los recursos (públicos o privados) que tiene a su disposición.

¿Cómo enfrentar a la corrupción?

Cabe enunciar una serie de posibilidades para enfrentarla. Separemos dos aristas: el combate y la prevención.

El combate puede ser ejecutado cuando ya se ha consumado el problema, mientras que la prevención cabe si se pretende eliminarla o mitigarla.

Para combatir a la corrupción, el Estado generalmente actúa con varias instituciones según su ámbito, desde el establecimiento de leyes hasta su juzgamiento; es decir, se involucran varias entidades que no necesariamente actúan de forma coordinada, de ahí que amerita la revisión global a los roles de cada instancia y a los productos que han generado, orientada a responder algunas hipótesis.

Por ejemplo, ¿son claras y precisas las funciones de cada institución? ¿son suficientes y efectivas las disposiciones legales? ¿hay información suficiente para monitorear el cometimiento de corrupción? ¿los perfiles para los cargos públicos o privados son efectivos? etc.

Cito un texto muy interesante que encontré:

“…Eso sí, todos los Estados del mundo, como sociedades políticamente organizadas, tienen ordenamientos jurídicos (ergo Derecho). Entonces, ¿qué sucede cuando dichos ordenamientos se separan totalmente de la moral de sus respectivas sociedades?…” 

Calomarde Garcia, Juan Carlos. https://revistapostfactual.net. 2020.07.19
(Haz clic aquí si quieres ver el artículo completo en esa interesante revista)

Como se ve, para prevenir la aparición de la corrupción se requieren medidas que modifiquen conductas incorrectas, partiendo de la estructura misma del ordenamiento jurídico del Estado; donde se enfatice y se priorice la ética y la moral en la educación.

Educación en casa, en centros educativos, en concentraciones laborales, etc., en cualquier lugar que implique cambio de conducta incorrecta; es más, cada uno, en su conciencia, puede auto educarse y asimilar como incorrecto el tomar algo que no es suyo para su provecho o de sus allegados.

Mientras el origen de la corrupción se mantenga intacto, esa sociedad hará brotar a candidatos, dirigentes y demás con las conductas que tanto se reprochan. Mientras las condiciones de combate y de prevención sigan iguales, no habrá ley que la frene.

¡Si no quieres corrupción, cambiemos conductas incorrectas!

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Guadalupe Pazmiño

Ciertamente la corrupción como se menciona en el texto popularmente se habla del cometimiento en el sector público; sinembargo, considero que se han confabulado indistintamente personal de las entidades públicas y privadas, ya que al final quienes ilegalmente se han beneficiado de estos recursos son los actores privados. Y, en relación a la educación, totalmente de acuerdo los valores y conductas nacen y se replican en las familias, pero el ambiente actual es propicio para caer en la tentación; en mi criterio se debe reorientar los contenidos del material educativo desde la educación inicial.

Usuario eliminado

Muchas gracias por la importantísima opinión. De hecho, la educación, en cualquier contexto, es uno de los mecanismos idóneos; por eso, sería importante echar un vistazo a los contenidos de Ética impartidos en los centros educativos. Si no se imparte esa materia, entonces sí que hace falta.

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